miércoles, 9 de octubre de 2013

Carta 19 - “Planificación estratégica.”

Miércoles, 09 de octubre de 2013
Carta 19.- A los jóvenes.
“Planificación estratégica.”


Propuesta: Transformar el Senado de la Nación en el
Centro Nacional de Planificación Estratégica.

Algunas consideraciones:

            1.- La Nación Argentina se rige por una Constitución Nacional y adopta para su gobierno la forma representativa, republicana federal.
            Además de los derechos y garantías, y los pactos y tratados internacionales a los que adhiere, conforma su gobierno sobre la tradicional división de poderes: Legislativo, Ejecutivo, Judicial y el Ministerio Público.
            Esto resulta insuficiente para abordar los enormes desafíos del siglo XXI. Debemos desatar una parte de las enormes potencialidades que tenemos como Nación, y esto sólo puede ser el fruto de una planificación inteligente, democrática y federal. El plan debe surgir del poder de planificación que nos está faltando. No hacerlo puede resultar -en el futuro- un gran riesgo para la realización de nuestro proyecto como Nación.
            Dicha planificación está planteada en el orden nacional para que resulte orientativo de la programación y el quehacer en todos los niveles del Estado y de los planes de la actividad privada en toda nuestra geografía.
           
            2.- Transformar el Senado Nacional en un Centro Nacional de Planificación Estratégica, es una tarea de difícil ejecución. Pero es factible. Se trata de incorporar un nuevo Poder en el organigrama de las autoridades del Estado.
            El Senado de la Nación es una Institución de nuestra Constitución Nacional y naturalmente cualquier cambio debe contemplar su reforma.
            Hecha esta observación deja otras aristas positivas.

            3.- Nos permite “avanzar hacia un Poder Legislativo Unicameral”. Las tareas legislativas las puede realizar con todo éxito y eficacia una sola Cámara. En este caso, la de Diputados. Si las provincias sintieran algún menoscabo en su representación, no resultaría difícil alcanzar un consenso para que todos puedan estar bien representados a la hora de votar las Leyes de la Nación.

            En Argentina las leyes son votadas obligatoriamente por el Congreso Nacional; un proyecto de Ley, más allá de su origen, debe presentarse en la Cámara de Diputados o de Senadores y la Cámara que recibe el proyecto es la Cámara de Origen y la otra la Cámara Revisora.
Por el artículo 44 de la CN, rige el principio de bicameralismo: para que una ley pueda ser promulgada debe ser votada por las dos Cámaras.
¿Qué diferencia a ambas Cámaras? En teoría, la de Diputados representa al pueblo y la de Senadores representa a las provincias. Además, la promulgación de una ley, exige la aprobación explícita o implícita del Poder Ejecutivo.
Por “Iniciativa Popular” los ciudadanos pueden presentar proyectos de Ley. No es lo habitual. Lógicamente también puede presentarlos el Poder Ejecutivo Nacional (en la práctica, en estos tiempos son los únicos que se tratan en el Congreso…) y los Diputados y Senadores.
Existen algunas excepciones que podrían inducirnos a pensar que justificarían la existencia de un sistema bicameral. No creo que sea así, pues  “estas excepciones están contenidas en el artículo 52 de la Constitución, que asigna a la Cámara de Diputados exclusivamente la iniciativa en materia de contribuciones y reclutamiento de tropas; en el mismo artículo 39, que dispone que los proyectos de ley que sean objeto de iniciativa popular tengan como Cámara de origen la Cámara de Diputados; y en el artículo 75, inc. 2, que otorga al Senado la competencia originaria en el procedimiento de sanción de una ley convenio que establezca el régimen de coparticipación de contribuciones.”
            Podría avanzar sobre la tarea principal del Congreso Nacional que es la sanción de las leyes y no observo la funcionalidad de tener dos Cámaras. Por el contrario nos encontramos con la superposición innecesaria de tareas. Por caso, los fundamentos del oficialismo y la oposición se repiten en una y otra Cámara cuando tratan las mismas leyes, resoluciones o declaraciones. 
            Por otro lado, entiendo que la experiencia parlamentaria de muchas provincias y naciones muestra la funcionalidad de un Parlamento unicameral.
            Entiendo que, aunque el debate puede profundizarse y en homenaje a la brevedad, dejo más argumentos para otra oportunidad y avanzo.

            4.- Nos impulsa a “terminar con la improvisación en el manejo del Estado”. El signo de la Argentina son las idas y vueltas, como expresión de las contradicciones internas y el oportunismo político.
            En estos 30 años de vida democrática la falta de “Políticas de Estado” significó un alto costo para la vida de amplios sectores de nuestro pueblo. Idas y vueltas en: Derechos Humanos; Derechos Sociales; Deuda Externa; Malvinas; Traslado de la Capital; Inserción en el mundo; Papel del Estado; Empresas Públicas; Energía; Transporte; Política fiscal, monetaria y cambiaria; Educación; Salud; etc.
            Tantas contradicciones, improvisación y oportunismo terminaron por minar la confianza y previsibilidad en el futuro. No hay planificación. Y cuando no hay plan, “reina el desorden”. Y allí los más beneficiados son los pescadores en “río revuelto”. Mayoritariamente de actividades ilícitas y corruptas. Faltan buenas inversiones en áreas estratégicas porque no hay seguridad y se buscan otros horizontes. Quien paga el precio por todos los desatinos son las mayorías populares.

            5.- Es sencillo entender que para alcanzar objetivos loables, razonables y nobles hay que planificar y ejecutar políticas en el marco de los correspondientes programas. Primero se establecen los principios y valores con los que abordamos la realidad, después establecemos los objetivos y luego elegimos el camino y los medios para alcanzarlo. Ocurre que en la realidad no es tan simple.
            Cada Partido Político tiene más o menos elaborado un Proyecto. En las propias estructuras del Estado, en los Ministerios, están elaborados planes que responden a una mirada particular sobre el país. Cada provincia tiene una visión regional sobre la Argentina deseada. Hay Universidades cuyos académicos trabajaron y trabajan en esa dirección. Científicos, ingenieros, técnicos que tienen respuestas elaboradas para la resolución de muchos problemas. Estudiosos que piensan en el futuro y tienen un caudal enorme de ideas que aportar. La Iglesia Católica con Universidades, Escuelas y Organizaciones de protección social que expresan la necesidad de elevación social de nuestro pueblo. Centros de estudio e investigación sindicales que miran al país desde los grandes generadores de los bienes y servicios de la sociedad que son los trabajadores. Militares que han retomado la tarea de pensar integralmente a la Argentina. Diplomáticos capaces de abordar cuestiones internacionales y geopolíticas desde una formación de primer nivel. Empresas y consultoras privadas que avanzaron sobre diversos asuntos. Pero ¿Quién puede reunir esta enorme riqueza y canalizarla provechosamente? ¿Qué estructura puede hacerse cargo de armonizar tanto material en un plan de corto, mediano y largo plazo?

            6.- El papel del Estado. Sólo en la órbita del Estado puede asumirse esta tarea.
            La realización de nuestros objetivos como Nación y los pasos para alcanzarlos, no pueden provenir: ni de gobiernos o potencias extranjeras, ni de organismos internacionales, ni de empresas multinacionales. Ni del sector privado. Desde mi punto de vista, tampoco de un Ministerio del Poder Ejecutivo Nacional ni ente autárquico constituido a tal fin.
            Los privados no pueden tomar la tarea de definir los destinos comunes, porque no tienen las mismas capacidades del Estado, no es su función y muy probablemente su mirada esté viciada por las lógicas exigencias de rentabilidad que deben cumplir quienes están a cargo de empresas.
            Aunque algunos países puedan contar con un “Ministerio de Asuntos Estratégicos” y nosotros tengamos el “Ministerio de Planificación Federal, Inversión pública y Servicios”; entiendo que no es correcto. Una persona elegida por un presidente para que lo ayude desde un Ministerio, siempre debe responder al Presidente y a sus necesidades políticas inmediatas, que tienen que ver con la “Construcción de Poder”. Por tanto esa estructura estará sometida al “stress” de hacer lo que el Presidente siente necesario para ganar la próxima elección. Y así el cortoplacismo se impone irremediablemente.
            Si por caso el Ministro fuera una figura de gran relieve y pensara el país de cara al porvenir, lo más probable es que el Presidente lo deje trabajar por su prestigio académico, porque ayuda a adornar el gobierno, pero no avanzaría sobre aquello que no lo fortalece “hoy” en su función.
            Por último, cualquier nueva creación de un ente, sería como en la vieja frase: “si querés que algo no se haga, forma una comisión”. Más gasto, más burocracia = mayor ineficiencia.

            7.- El actual Senado Nacional es la Institución más apropiada para transformarse en el CNPE. Es democrático porque surge del voto popular. Es federal porque tiene una representación igualitaria por cada provincia y la CABA. Reúne una buena parte de nuestra mejor dirigencia política. Cuenta con presupuesto y unos 4.000 empleados. Allí se concentran asesores de buen nivel en todas las especialidades. Tiene la capacidad de convocar a individuos e instituciones de orden nacional o internacional para asesorarse de la mejor manera. Puede abrir los mejores debates sobre los temas más sensibles. En fin, creo que sería un verdadero salto de calidad para la democracia argentina.

            Finalmente dejo para próximas cartas el abordaje con sentido estratégico de algunos temas nacionales y pongo en debate esta propuesta que ojalá deje mucha tela para cortar.


Mario Mazzitelli.
Sec. Gral. del PSA (Argentino)