miércoles, 9 de octubre de 2013

Carta 19 - “Planificación estratégica.”

Miércoles, 09 de octubre de 2013
Carta 19.- A los jóvenes.
“Planificación estratégica.”


Propuesta: Transformar el Senado de la Nación en el
Centro Nacional de Planificación Estratégica.

Algunas consideraciones:

            1.- La Nación Argentina se rige por una Constitución Nacional y adopta para su gobierno la forma representativa, republicana federal.
            Además de los derechos y garantías, y los pactos y tratados internacionales a los que adhiere, conforma su gobierno sobre la tradicional división de poderes: Legislativo, Ejecutivo, Judicial y el Ministerio Público.
            Esto resulta insuficiente para abordar los enormes desafíos del siglo XXI. Debemos desatar una parte de las enormes potencialidades que tenemos como Nación, y esto sólo puede ser el fruto de una planificación inteligente, democrática y federal. El plan debe surgir del poder de planificación que nos está faltando. No hacerlo puede resultar -en el futuro- un gran riesgo para la realización de nuestro proyecto como Nación.
            Dicha planificación está planteada en el orden nacional para que resulte orientativo de la programación y el quehacer en todos los niveles del Estado y de los planes de la actividad privada en toda nuestra geografía.
           
            2.- Transformar el Senado Nacional en un Centro Nacional de Planificación Estratégica, es una tarea de difícil ejecución. Pero es factible. Se trata de incorporar un nuevo Poder en el organigrama de las autoridades del Estado.
            El Senado de la Nación es una Institución de nuestra Constitución Nacional y naturalmente cualquier cambio debe contemplar su reforma.
            Hecha esta observación deja otras aristas positivas.

            3.- Nos permite “avanzar hacia un Poder Legislativo Unicameral”. Las tareas legislativas las puede realizar con todo éxito y eficacia una sola Cámara. En este caso, la de Diputados. Si las provincias sintieran algún menoscabo en su representación, no resultaría difícil alcanzar un consenso para que todos puedan estar bien representados a la hora de votar las Leyes de la Nación.

            En Argentina las leyes son votadas obligatoriamente por el Congreso Nacional; un proyecto de Ley, más allá de su origen, debe presentarse en la Cámara de Diputados o de Senadores y la Cámara que recibe el proyecto es la Cámara de Origen y la otra la Cámara Revisora.
Por el artículo 44 de la CN, rige el principio de bicameralismo: para que una ley pueda ser promulgada debe ser votada por las dos Cámaras.
¿Qué diferencia a ambas Cámaras? En teoría, la de Diputados representa al pueblo y la de Senadores representa a las provincias. Además, la promulgación de una ley, exige la aprobación explícita o implícita del Poder Ejecutivo.
Por “Iniciativa Popular” los ciudadanos pueden presentar proyectos de Ley. No es lo habitual. Lógicamente también puede presentarlos el Poder Ejecutivo Nacional (en la práctica, en estos tiempos son los únicos que se tratan en el Congreso…) y los Diputados y Senadores.
Existen algunas excepciones que podrían inducirnos a pensar que justificarían la existencia de un sistema bicameral. No creo que sea así, pues  “estas excepciones están contenidas en el artículo 52 de la Constitución, que asigna a la Cámara de Diputados exclusivamente la iniciativa en materia de contribuciones y reclutamiento de tropas; en el mismo artículo 39, que dispone que los proyectos de ley que sean objeto de iniciativa popular tengan como Cámara de origen la Cámara de Diputados; y en el artículo 75, inc. 2, que otorga al Senado la competencia originaria en el procedimiento de sanción de una ley convenio que establezca el régimen de coparticipación de contribuciones.”
            Podría avanzar sobre la tarea principal del Congreso Nacional que es la sanción de las leyes y no observo la funcionalidad de tener dos Cámaras. Por el contrario nos encontramos con la superposición innecesaria de tareas. Por caso, los fundamentos del oficialismo y la oposición se repiten en una y otra Cámara cuando tratan las mismas leyes, resoluciones o declaraciones. 
            Por otro lado, entiendo que la experiencia parlamentaria de muchas provincias y naciones muestra la funcionalidad de un Parlamento unicameral.
            Entiendo que, aunque el debate puede profundizarse y en homenaje a la brevedad, dejo más argumentos para otra oportunidad y avanzo.

            4.- Nos impulsa a “terminar con la improvisación en el manejo del Estado”. El signo de la Argentina son las idas y vueltas, como expresión de las contradicciones internas y el oportunismo político.
            En estos 30 años de vida democrática la falta de “Políticas de Estado” significó un alto costo para la vida de amplios sectores de nuestro pueblo. Idas y vueltas en: Derechos Humanos; Derechos Sociales; Deuda Externa; Malvinas; Traslado de la Capital; Inserción en el mundo; Papel del Estado; Empresas Públicas; Energía; Transporte; Política fiscal, monetaria y cambiaria; Educación; Salud; etc.
            Tantas contradicciones, improvisación y oportunismo terminaron por minar la confianza y previsibilidad en el futuro. No hay planificación. Y cuando no hay plan, “reina el desorden”. Y allí los más beneficiados son los pescadores en “río revuelto”. Mayoritariamente de actividades ilícitas y corruptas. Faltan buenas inversiones en áreas estratégicas porque no hay seguridad y se buscan otros horizontes. Quien paga el precio por todos los desatinos son las mayorías populares.

            5.- Es sencillo entender que para alcanzar objetivos loables, razonables y nobles hay que planificar y ejecutar políticas en el marco de los correspondientes programas. Primero se establecen los principios y valores con los que abordamos la realidad, después establecemos los objetivos y luego elegimos el camino y los medios para alcanzarlo. Ocurre que en la realidad no es tan simple.
            Cada Partido Político tiene más o menos elaborado un Proyecto. En las propias estructuras del Estado, en los Ministerios, están elaborados planes que responden a una mirada particular sobre el país. Cada provincia tiene una visión regional sobre la Argentina deseada. Hay Universidades cuyos académicos trabajaron y trabajan en esa dirección. Científicos, ingenieros, técnicos que tienen respuestas elaboradas para la resolución de muchos problemas. Estudiosos que piensan en el futuro y tienen un caudal enorme de ideas que aportar. La Iglesia Católica con Universidades, Escuelas y Organizaciones de protección social que expresan la necesidad de elevación social de nuestro pueblo. Centros de estudio e investigación sindicales que miran al país desde los grandes generadores de los bienes y servicios de la sociedad que son los trabajadores. Militares que han retomado la tarea de pensar integralmente a la Argentina. Diplomáticos capaces de abordar cuestiones internacionales y geopolíticas desde una formación de primer nivel. Empresas y consultoras privadas que avanzaron sobre diversos asuntos. Pero ¿Quién puede reunir esta enorme riqueza y canalizarla provechosamente? ¿Qué estructura puede hacerse cargo de armonizar tanto material en un plan de corto, mediano y largo plazo?

            6.- El papel del Estado. Sólo en la órbita del Estado puede asumirse esta tarea.
            La realización de nuestros objetivos como Nación y los pasos para alcanzarlos, no pueden provenir: ni de gobiernos o potencias extranjeras, ni de organismos internacionales, ni de empresas multinacionales. Ni del sector privado. Desde mi punto de vista, tampoco de un Ministerio del Poder Ejecutivo Nacional ni ente autárquico constituido a tal fin.
            Los privados no pueden tomar la tarea de definir los destinos comunes, porque no tienen las mismas capacidades del Estado, no es su función y muy probablemente su mirada esté viciada por las lógicas exigencias de rentabilidad que deben cumplir quienes están a cargo de empresas.
            Aunque algunos países puedan contar con un “Ministerio de Asuntos Estratégicos” y nosotros tengamos el “Ministerio de Planificación Federal, Inversión pública y Servicios”; entiendo que no es correcto. Una persona elegida por un presidente para que lo ayude desde un Ministerio, siempre debe responder al Presidente y a sus necesidades políticas inmediatas, que tienen que ver con la “Construcción de Poder”. Por tanto esa estructura estará sometida al “stress” de hacer lo que el Presidente siente necesario para ganar la próxima elección. Y así el cortoplacismo se impone irremediablemente.
            Si por caso el Ministro fuera una figura de gran relieve y pensara el país de cara al porvenir, lo más probable es que el Presidente lo deje trabajar por su prestigio académico, porque ayuda a adornar el gobierno, pero no avanzaría sobre aquello que no lo fortalece “hoy” en su función.
            Por último, cualquier nueva creación de un ente, sería como en la vieja frase: “si querés que algo no se haga, forma una comisión”. Más gasto, más burocracia = mayor ineficiencia.

            7.- El actual Senado Nacional es la Institución más apropiada para transformarse en el CNPE. Es democrático porque surge del voto popular. Es federal porque tiene una representación igualitaria por cada provincia y la CABA. Reúne una buena parte de nuestra mejor dirigencia política. Cuenta con presupuesto y unos 4.000 empleados. Allí se concentran asesores de buen nivel en todas las especialidades. Tiene la capacidad de convocar a individuos e instituciones de orden nacional o internacional para asesorarse de la mejor manera. Puede abrir los mejores debates sobre los temas más sensibles. En fin, creo que sería un verdadero salto de calidad para la democracia argentina.

            Finalmente dejo para próximas cartas el abordaje con sentido estratégico de algunos temas nacionales y pongo en debate esta propuesta que ojalá deje mucha tela para cortar.


Mario Mazzitelli.
Sec. Gral. del PSA (Argentino)



viernes, 13 de septiembre de 2013

Carta 18 - "Inseguridad."

Jueves, 12 de septiembre de 2013.
Carta 18.- A los jóvenes.
“Inseguridad.”

Un profundo rediseño social puede traer aparejada una sociedad más segura.

            El gobierno está disgustado. Perdió las elecciones del 11 de agosto y busca, desesperadamente, revertir el resultado. Cambia funcionarios, instituciones, políticas y principios.

            Lo más destacado es: 1.- el anuncio de Insaurralde de presentar un proyecto de ley para bajar la edad de imputabilidad, coincidente con el de De Narváez y 2.- en el gobierno de la provincia de Buenos Aires la designación en Seguridad del Intendente Granados.

            El oficialismo quiere mostrar que toma la agenda de la gente. Está bien. Pero en el apuro se vuelve a equivocar.

            Granados representa el lado más oscuro. “Quiere comerse crudo a los delincuentes”. Un verdadero caníbal en el GBA. Cree que la seguridad se logra a los tiros. Es decir habría un conjunto de malvados delincuentes que merecen lo peor. Y una vez que un rayo caiga sobre ellos, la sociedad disfrutará los beneficios de la seguridad. Ahora se le sumo Hugo Curto de Tres de Febrero que dice que tiene armas en la casa y sabe disparar. Granados y Curto no parecen preguntarse ¿Por qué cada vez hay más delincuentes? ¿Por qué el crimen organizado se despliega cada día más en la Argentina? ¿Por qué sube el tráfico, el consumo y la importación/exportación de drogas a niveles alarmantes? ¿Por qué se corrompen nuestras fuerzas de seguridad? No se preguntan ¿Por qué en el final de una década ganada tenemos tantos chicos cometiendo delitos o destrozando su futuro con el consumo de paco? ¿Qué los lleva a esos chicos a perder el apego por la vida (La propia y al extraña.)? A Granados ….. ¿Quién le dijo que incrementando de 58.000 a 100.000 agentes todo va a andar mejor? En fin. Fracaso asegurado. 
           
            Insaurralde está entre la espada y la pared. El oficialismo puso sobre sus hombros el peso de lograr un triunfo electoral en el mayor distrito argentino y el electorado elige a otro que el ofrece “más seguridad”. Entonces pide un debate sobre la inseguridad. Eso es bueno. Pero está mal orientado. Por dos razones. Por un lado porque vuelve a buscar en los menores la responsabilidad. Y por otro porque habla de “inclusión social”. Debería entender que estos chicos están incluidos socialmente. Incluidos por las organizaciones delictivas que tuvieron más éxito para reclutarlos. Y por eso se portan así. Es natural. Son el fruto de haber nacido y crecido en esta sociedad corrompida por el dinero, el consumismo y el afán de lucro. 

            La nuestra es una sociedad que está en condiciones de satisfacer las necesidades materiales de todos sus integrantes. Pero que genera seres permanentemente insatisfechos. Justificados, quizás, en los casos de sub-consumo. Pero insatisfechos también los que sobre-consumen. No es a esta sociedad a la que debemos incluirlos.

            Tal vez, junto con ellos, podamos plantearnos “en que sociedad queremos vivir”. Con que valores y principios, sobre qué bases materiales. Y entonces las energías de los niños y jóvenes que tienen su metabolismo a 1000, y tienen por misión ser portadores del cambio, encuentren motivaciones para vivir de otra manera. Para un buen vivir. Para que no haya soledad, ni abandono, ni indiferencia. Para que nos podamos contener afectivamente, hacer crecer el apego por la vida y buscar honrarla. Eso tan difícil que nos planteara Eladia Blázquez.

            No. No es idealismo abstracto el que planteo. Es la expresión de una crisis existencial que cruza a nuestra sociedad, y no verla constituye una ceguera política de magnitud.

            Entonces no se trata de mayores penas, más represión, más parasitismo social volcado al castigo. No será tampoco la mirada sesgada, paternalista e interesada de la representación política la que encontrará la solución.

            Se trata de ver cómo, a través de una Democracia Participativa, se debate la cuestión, se diseñan buenas políticas y se las ejecuta de manera eficiente articulando a todos los actores. De esta manera se pone en su lugar al verdadero actor de la historia; al que tiene que definir su futuro y adueñarse de su destino. El pueblo. Sin protagonismo popular que asuma el tema de la seguridad con todas las implicancias que esto tiene; no habrá solución. Parafraseando el viejo dicho: “La inseguridad es una cuestión demasiado importante para dejarla en manos de los políticos. Y aún menos de los policías. Y peor todavía, en manos de los represores frustrados.” En la Argentina del siglo XXI todos podemos brindarle a nuestra comunidad un grano de maíz para que sea mejor. Asumir esta responsabilidad como individuos es el camino. Hacia allí hay que orientar los esfuerzos. Y ahí sí, los intendentes y todas las organizaciones del Pueblo tienen mucho para aportar. La solución viene de abajo. Y los de arriba sólo tienen que ponerse a su servicio.

            Mario Mazzitelli

            El 28/10 de 2008 escribí la nota “Un fantasma de pantalones cortos…” que pego abajo ampliando mi mirada sobre esta cuestión.  

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“Un fantasma de pantalones cortos recorre la provincia de Buenos Aires.”
(Y bien podría ser el culpable de la ola de inseguridad que nos aqueja.)

                    Hace apenas unos momentos los vecinos de San Isidro se movilizaron. “La sensación de inseguridad es producto de la realidad” leyó Juan Carr de Red Solidaria. Hace apenas 5 días fue asesinado el Ingeniero Ricardo Barrenechea y la sensibilidad y la indignación se expresó en la gran concurrencia de vecinos frente a la Municipalidad. Hablaron el rabino Sergio Bergman, el padre Gustavo Gallino y algunos familiares de víctimas del delito. No podía faltar el inefable Blumberg que convocó a una marcha.
 
                     Peticionar ante las autoridades y defender el derecho a la vida, sostenido por quienes hicieron mejor uso del micrófono, resulta un dato positivo. Expresar el dolor es un buen síntoma. No sólo se pide seguridad y justicia para “uno”, sino también para el “otro”. Democracia, paz, seguridad y justicia, fueron términos centrales en los discursos de los religiosos. Debemos prestar fuerte atención a esta demanda ciudadana, incuestionable por cierto.

                     Más no debería obnubilarnos. La seguridad o inseguridad no es un fruto que se logra de un día para otro, en forma mágica. Hoy cosechamos lo que sembramos hace años. En la provincia se utilizaron métodos racionales y métodos fascistas. La seguridad nunca llegó. Y las soluciones que se empiezan a pedir, en algunos casos parecen mágicas. Para lograr una solución mágica hay que buscar al responsable. Y lo encontraron: son los chicos de 14 a 16 años. “Que se adecuen las leyes sobre responsabilidad penal de los menores, con expresa relación a la gravedad del hecho, evitándose que delincuentes peligrosos anden libres por las calles poniendo en riesgo a la comunidad” dice el documento que leyó Juan Carr.

                     Al poder político le resulta oportuno encontrar un chivo expiatorio. Daniel
Scioli pidió acelerar el debate para bajar la edad de imputabilidad. “El ministro de Justicia de la
provincia, Ricardo Casal, advirtió que es hora de que el Congreso debata de una vez por todas si los menores entre 14 y 16 años, para ciertos delitos graves, tienen o no responsabilidad penal”.

                    El gobernador bonaerense prepara la policía de la provincia, más los contingentes provenientes de la Federal y Gendarmería. Y sale a enfrentarlos. Empieza por el final. Bajar la edad de imputabilidad. Ya no será “pantalón cortito bolsita de los recuerdos”. Ahora será guerra a los sospechosos de pantalones cortos. Que esconden armas. Son ladrones. Asesinos. Tiran sin contemplación y nos matan. Sobre ellos al ataque.

                   Hoy necesitaríamos muchas voces como las de Emilio Zola, en la defensa del Capitán Alfred Dreyfus, cuando ante los tribunales desnudó un sistema corrompido que descargaba sobre Dreyfus una acusación infundada.

Quizás podría afirmar que:

             Los chicos entre 14 y 16 años nacieron entre 1992 y 1994. Plena orgía menemista.
            Y después de relatar lo acontecido en esos años decir:

-          Yo acuso a Carlos Saúl Menem, de traidor a la Patria y responsable directo del derrumbe social que hundió a más de 4 millones de nuestros niños en la miseria, la indigencia y la exclusión.
-          Yo acuso al FMI y gran parte de la dirigencia argentina por la des-industrialización que quebró las fuentes laborales, creadoras de riqueza y de la cultura del trabajo.
-          Yo acuso a Domingo Felipe Cavallo, personaje siniestro salido de las entrañas de la Dictadura Militar y co-responsable de los actos de defalco contra el Estado y responsable de los índices más altos de desocupación.
-          Yo acuso a todos los cómplices que por acción u omisión permitieron este hundimiento sin resistencia ni denuncia.
-          Yo acuso a los indiferentes, a los individualistas y neo-liberales, escondidos en sus madrigueras, sólo pensando en sus intereses y ajenos al drama de los demás, devenidos en fascistas cuando la realidad que han ayudado a construir se mete en sus refugios.
-          Yo acuso a Fernando De La Rua, que pudiendo cambiar las cosas, continúo con la miserable política y ayudó a empeorar aún más la condición social.
-          Yo acuso a los Jueces que ponen el acento en el patrimonio antes que en la vida.
-          Yo acuso a quienes nos gobiernan y no han erradicado el hambre, el Mal de Chagas, la deserción escolar, las caries de la boca de los chicos, el déficit de viviendas.
-          Yo acuso a quienes construyen poder político sobre la base del clientelismo, destruyendo la dignidad de los padres.
-          Yo acuso a quienes siguen conviviendo con una distribución de la riqueza que concentra en pocas manos el producto de la sociedad y abandona a las mayorías populares y en particular los niños.
-          Yo acuso a los que soportan el saqueo de nuestros recursos naturales, con la degradación social, sanitaria y ambiental que esto acarrea.
-          Yo acuso a quienes piden condenas para los niños, sin asumir la responsabilidad que tienen como integrantes mayores de la sociedad.

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No existe la seguridad absoluta.”

                    Los niveles de seguridad se pueden elevar. Pero hay que decir que será el fruto de un el plan integral. Consensuado en el marco de una sociedad democrática. Discutido con la totalidad de los actores. ¿Podrá el capitalismo basado en el dinero y la cultura de los mayores niveles de consumo, darnos el marco adecuado para una sociedad segura? ¿Se podrá garantizar un alto grado de seguridad en una megalópolis como el área metropolitana de Buenos Aires con 14 millones de habitantes? Siempre algo se puede hacer y hacerlo es un deber. Decir que el plan tiene que ser integral, es decir que tiene que empezar por fortalecer el eslabón más débil de la sociedad capitalista: la relación entre la madre trabajadora y sus niños. Enaltecer esta relación constituye un elemento central. Sobre esta base será posible construir todo el edificio de una sociedad más justa.  La paz, entonces, será un fruto natural. Y la punición sólo un recurso excepcional.

                Amor, alimentación, salud, ejemplo, cultura, educación, trabajo y vivienda, son sin lugar a dudas otros pilares esenciales. Sobre ellos hay que actuar. La superestructura del Estado puede agregar prevención. También las labores policiales de disuasión. Los vecinos deben ayudar a prevenir y a disuadir. De hecho en muchos barrios han creado numerosas formas de ganar seguridad sobre la base de la solidaridad. Necesitamos un sistema judicial que actúe con rapidez y eficiencia evitando la impunidad. No puede tardar años en resolver un caso. No puede detenerse cuando atrás está el poder. Un caso esclarecido rápidamente y con condena vale más que una amenaza terrible pero de escasa probabilidad de realización. De hecho la mayoría de los delitos no se denuncia, la mayoría de las denuncias no se esclarece y la condena termina siendo una parte infinitesimal del conjunto de delitos. Muchos de los que están presos no están condenados. Y en este contexto el código penal no es el problema, aunque siempre se lo pueda cambiar y perfeccionar. El régimen carcelario apesta por donde se lo mire y resulta más una fuente de perfeccionamiento en el ejercicio del delito, que el tránsito hacia una reinserción segura. Hoy la inseguridad avanzó sobre nuestro territorio de la mano del narcotráfico. Los carteles ya están en la Argentina y el crimen organizado se tomó sus víctimas. Además del tráfico de drogas, se ensancha el mercado del tráfico de armas. El dinero corrompe en alto grado a diversos actores de la sociedad y del Estado. Hasta dinero de narcotráfico se mezcló en las campañas políticas en 2007 enturbiando aún más la confianza del pueblo en las instituciones democráticas.

Como vemos la trama es muy compleja. Y en este contexto la actitud demagógica y poco seria del poder político se muestra como una nueva expresión del drama nacional. Parecen querer decirnos que se ocuparán de los peligrosos niños de pantalones cortos, para que no interrumpan la feliz velada de los ladrones de guante blanco. Y eso resulta inaceptable. 

Mario Mazzitelli.
Octubre 28 de 2008.



Carta 17 - “Orientar el Desarrollo de la Fuerzas Productivas.”

Miércoles, 17 de julio de 2013.
Carta 17.- A los jóvenes
“Orientar el Desarrollo de la Fuerzas Productivas.”

Nuestra tesis:
            “La política, la ciencia y la tecnología debieran ser disciplinas subordinadas a la ética, eso daría lugar a un mundo mejor y una buena vida para todos.”
            Aquí podríamos dar por terminada la carta. Lo demás son comentarios que buscan fortalecer y justificar esta tesis. Y además transmitir alguna información a los más jóvenes. Quien este escaso de tiempo le aconsejo omitir las líneas que siguen.
La realidad histórica.
            El desarrollo de las fuerzas productivas determina la “posibilidad” de existencia y la calidad de vida de los seres humanos en el planeta.

            Uso “posibilidad” porque nos aleja del determinismo a ultranza. Nosotros, seres vivos, somos un eslabón en uno de los carriles posibles de la vida. Estamos porque nuestros antepasados pudieron vivir y reproducirse y dejar una herencia para la posteridad, de la cual nosotros formamos parte.

Otros caminos “posibles” conducen a la muerte.

            Sin la capacidad de generar los elementos mínimos para la vida –alimentos, vestimenta, vivienda, defensa, capacidad competitiva, etc.- se marcha a la extinción. Esto ocurrió en muchas oportunidades con ramas de la especie humana que, conformando una tribu o alguna otra asociación, desaparecieron para siempre de la faz de la tierra. Los yaganes y los onas en nuestra Tierra del Fuego son un ejemplo. Como entiendo que resultan en una lección imperecedera, reproduzco palabras de Roberto J. Payró sobre las causas de su extinción:

            La persecución -de que han sido objeto desde tiempo inmemorial por parte de los nuevos pobladores de su territorio.

            Las enfermedades importadas, como, por ejemplo, la tuberculosis, que han hecho estragos entre ellos y que continúan su obra destructora.

            La exportación de adultos y de niños, hecha antiguamente por los misioneros, y hoy día por los gobiernos…

            La escasez cada vez mayor de elementos de vida, que antes abundaban, y que el blanco ha hecho disminuir enormemente, persiguiendo sin tregua los animales silvestres.

            El uso de alcoholes nocivos que le procuran la avidez de comerciantes sin escrúpulo.

            El cambio de costumbres y método de alimentación, que no han podido evitar, pues deriva fatalmente de la influencia directa o indirecta de los extranjeros.

            Y por último, su mismo espíritu batallador, que los arrastra a guerras en que se diezman entre sí.

            Pueden examinarse rápidamente estas diversas causas parciales de desaparición, que trabajan de consuno en su obra destructora con éxito tal, que dentro de poco no quedará un fueguino en la isla.

            En la primera colaboran desde un principio los exploradores, las autoridades, los hacendados. Estos últimos, sobre todo, se llevan la palma hoy, y son los que con más eficacia persiguen a los indios. Los exploradores han llegado en su celo científico, hasta fusilar a los fueguinos, para enriquecer los museos de Europa con sus esqueletos!... Así, como suena... El mismo Popper, que no era muy blando de carácter, y que muchas veces disparó su rifle para alojar una bala en la órbita de un indio -especialmente en su primer viaje-, denunció el hecho en una conferencia pública, acusando también a un excursionista argentino.

            Reflexionar desde “aquí y ahora” sobre estas causas puede ser fuente de sabiduría para las jóvenes generaciones.

Hablemos de la vida.

            Para no plantearlo en términos dramáticos, dado que estas cartas son las de un militante político que busca abrir debates y aclarar sus propias ideas, voy a elegir el camino de la vida. Y en las ramificaciones que se ofrecen dentro del mismo, elegir aquella que nos conduzca a una “buena vida”.

El crecimiento de la población.

            Sabemos que el “origen del hombre se remonta a muy pocos millones de años”. Casi toda su existencia resultará la de una especie que vive a duras penas. Por eso la población creció muy poco durante ese tiempo. Incluso si tomáramos como punto de partido los últimos 500.000 años llegaríamos a la misma conclusión.

            Hace apenas 12.000 años no llegaba a 1.000.000. A partir de la agricultura y el desarrollo de las fuerzas productivas crecerá la cantidad de habitantes. Sin embargo el  incremento de la población a gran escala es un fenómeno de los últimos dos siglos. Hecho que además se acelera en las últimas décadas. Hacia el año 1.800, 978 Millones de habitantes; en 1.850, 1.262 M; en 1.900, 1.650 M; en 1.950, 2.518 M; en 1.960, 2.982;…detengámonos un minuto. Estamos hablando de 50 años atrás. La población no había llegado a 3.000 M. Hoy en 2.013 superamos los 7.000 M. La  aceleración no tiene parangón. En este mundo nuevo, con una población en constante crecimiento, y con una Argentina que puede albergar un número mucho mayor de habitantes, es que hacemos esta reflexión.

El pasado remoto.

Desde hace algunos milenios los mayores cambios sobre la faz de la tierra los produce el ser humano. El tener libres sus manos y transitar utilizando sólo sus piernas fue la precondición para el surgimiento del trabajo. En un extenso proceso evolutivo que llevo decenas de miles de años, cambiamos el medio ambiente y nos cambiamos a nosotros mismos.

Si observamos la forma en que cualquier animal salvaje se provee los alimentos que sostienen su vida y reproducción, vemos que:directamente toma de la naturaleza aquello que necesita. Lo consume. En el mejor de los casos lo almacena por muy poco tiempo, para sí mismo o sus crías. Y finalizada esta etapa espera que la naturaleza le vuelva a habilitar la posibilidad de proveerse nuevamente de aquello que necesita.

En los animales “salvajes” carnívoros una presa es lo que le ofrece el hábitat. La presa, el “otro” animal no se deja tomar sin huir o realizar algún tipo de resistencia. El más fuerte lo corre, lo alcanza con sus garras y sus dientes y lo mata. Para lograr su objetivo utilizó su propio cuerpo movido por la necesidad, el instinto y su propia inteligencia. Nada más.

La caza y la pescajunto a la recolección de frutos del ambiente fueron la subsistencia para que los humanos no nos extinguiéramos. Pero, a diferencia de los animales, el ser humano pudo extender su dominio creando herramientas y utensilios. Quizás el golpe que podía asestar con su brazo como medio de defensa y ataque, resultó la fuente para imaginar que con un palo tomado del ambiente extendería su capacidad de defensa y ataque.Un garrote o un hacha de piedra, constituyen un salto inapreciable en la extensión de su poder sobre el resto de los seres vivos. Proyectar y fabricar una lanza o un arco y flecha, es un nuevo acto de imaginación donde su efecto llega más allá del alcance de sus brazos y sus manos.

Con toda seguridad el fuego habrá sido observado como el fruto de condiciones ambientales que le eran totalmente ajenas durante muchísimo tiempo. Un rayo cayendo sobre un bosque con una biomasa muy seca, “vaya a saber”. Hasta que en algún momento con los elementos que tenían a disposición y la imaginación iluminando en las tinieblas, se inició la “era del dominio del fuego”. Si las armas permitieron aumentar la producción, en particular de alimentos; el fuego permitió la cocción, disminuyendo el tiempo necesario en la digestión; y la nutrición combinó alimentos de origen vegetal y animal; y más personas pudieron ser mejor alimentadas. Se desarrolló la masa cerebral.

Las sociedades acrecentaron el número de sus miembros, se hicieron más complejas. Más personas hicieron necesario mejorar la comunicación para sostener el grado alcanzado y el lenguaje oral fue el vehículo que lo permitió. La emisión de un sonido, y su recepción y procesamiento transformándolo en una idea, y su respuesta a través de otro sonido que vuelve a transformarse en idea, es crucial para el pensamiento abstracto. Y también para  la difusión, reelaboración, surgimiento y creación de otras ideas. El fruto es la configuración de un mundo abstracto en continuo contacto con el mundo real. Aquellos seres ya tenían una concepción del mundo.

La diferencia entre la sociedad humana y la de cualquier especie animal se seguía ensanchando.

Desde hace 10.000 años, el desarrollo de la agricultura, el dominio sobre los animales, la producción artesanal, con una división del trabajo cada vez más importante al interior de la comunidad; junto al surgimiento de la era de los metales, la fundición para la creación de bronce y acero, más la utilización de la madera para el transporte terrestre y marítimo y el uso de los vientos o la circulación de agua como fuentes de energía,dan cuenta de saltos históricos.

En ese enorme período el aumento de la producción permitió cada vez más fabricar bienes de uso que ya no fueran destinados al consumo de la misma familia, sino que fueron volcados al mercado, desarrollando el comercio. Por aquella época nacen y crecen las clases sociales y las tareas de Estado.

De manera sintética y esquemática podríamos decir que hace 1.000 años se desarrollaba “la economía urbana medieval”que se extendería hasta el siglo XVI.  Junto con el descubrimiento de América por parte de los europeos y la circunnavegación de los mares, se desataría un intercambio jamás conocido con anterioridad dando origen al “capitalismo mercantilista europeo”. Los seres humanos dispersos por el planeta forjaron mayores vínculos. Relaciones de explotación la mayor parte de las veces por parte de los centros desarrollados en relación a las periferias atrasadas. Siempre, en las colonias, con alguna ventaja para alguna minoría política o comercial. En esta realidad se sucedieron los conflictos y la cooperación, las guerras y el intercambio, en una dialéctica de creación y destrucción, fundaron una sinergia desconocida para las sociedades aisladas y dispersas. Con distinto idioma, distinta cultura y muy desigual desarrollo técnico, el mundo se iba a revolucionar.

Renace el pensamiento científico.

            Al nacimiento de la ciencia hace más de 2.500 años en la Isla de Samos, más su posterior desarrollo en Grecia, sobrevino una etapa de oscurantismo que dominó a Occidente por muchos siglos. Hacia el siglo XVI empezaría a ceder lugar ante los aventureros del pensamiento. El pensamiento científico comenzó a pujar de manera irrefrenable.

                        El renacimiento científico hacia el 1500 con Leonardo Da Vinci (1452-1519) como genio universal, Copérnico (1473-1543), Bacon (1561-1626), Galileo (1564-1642), Kepler (1571-1630), Descartes (1596-1650), Torricelli (1608-1647), Newton (1642-1727), sólo para rememorar a los más famosos; irán acrecentando el acervo científico creando las condiciones para el gran salto en la potencia de los medios de producción. Esto nos interesa particularmente: el efecto monumental que la influencia del conocimiento científico tendrá sobre la evolución de las fuerzas productivas y sobre todo el desenvolvimiento social.

En Gran Bretaña se iba a producir la Revolución Industrial.

            Imposible entender esta “Revolución” a través de un sólo elemento. En su libro Riqueza de las Naciones, Adam Smith sostiene: “Inglaterra, por razón de la natural fertilidad del suelo, de la gran extensión de sus costas con respecto al continente y de los muchos ríos navegables que la atraviesan, ofreciendo esto último las mayores comodidades para el transporte por agua…, puede considerarse el país más apto de Europa para el depósito y sede del comercio extranjero, de las manufacturas para mercados distantes y de todos aquellos adelantos que estas circunstancias  ofrecen.” Claramente la geografía es un componente importante que no alcanza para explicar el fenómeno. Algunos estudiosos señalan: “Mejoró la producción de alimentos en los años previos a la Revolución Industrial”; “La sociedad británica era relativamente abierta y ofrecía más posibilidades a la iniciativa individual y la movilidad social que la mayoría de las sociedades de su tiempo.”; “Su tradición de libertad de expresión y amplio debate público hizo más fácil la incorporación de las nuevas ideas.”; “El pensamiento científico tuvo ocasión de prosperar, más que en otros lugares.”; “Su situación geográfica, por ser una isla.”; “Poseía carbón, que, con la invención de la máquina a vapor, desbordó las limitaciones energéticas que durante la historia impidió una economía de gran escala.”; “Mejoró la industria del acero en cantidad y calidad” Cada tópico es un capítulo.  En síntesis: geografía, instituciones, energía, tecnología y mercado.

La máquina a vapor.

En 1765 se va a producir un invento apoteótico, James Watt construye un modelo de máquina de vapor. Cuatro años después el modelo pasa a ser una verdadera máquina a vapor. Esta creación va a introducir la capacidad de generar energía mecánica de manera abundante, en cierta medida autónoma y por fuera de todas las fuentes anteriores conocidas; a través de animales, los vientos o las corrientes de agua de los ríos. Su incidencia se dará en muchas actividades. Aparecerán las naves de vapor que luego devendría en el dominio de los mares por parte de los ingleses, la locomotora y el desarrollo de los ferrocarriles, etc.

La máquina a vapor resulta de la intersección de aptitudes artesanales preexistentes, también de materiales precursores como los metales, pero incorpora conocimientos provenientes de las ciencias, como nunca antes había ocurrido. Este antecedente preanuncia el crecimiento exponencial que estaba por venir: la ciencia se incorporaba como fuente fundamental al desarrollo tecnológico y la producción de bienes en todas las ramas de la producción.

A partir de aquella experiencia, el despliegue industrial fue grandioso.  


La revolución industrial.

Al sólo efecto de contextualizar y dejar claro que ningún fenómeno de creación se produce en el vacío, y como parte interesante de las lecciones que da la historia, incorporamos algunos datos sobre la revolución industrial.

Esta se inicia en la industria textil. En definitiva, después de comer y beber, en todas las épocas necesitamos abrigarnos para ocupar lugares en los que nuestro cuerpo desnudo no resistiría.

A principios del siglo XVIII, los tejedores ingleses estaban en dificultades. Las prendas que venían de la India eran superiores a las fabricadas localmente. Y si bien, en un principio, su uso se restringía a las cortes y los sectores acomodados, con el paso del tiempo se fue extendiendo a toda la sociedad. Para defender el trabajo local, el Parlamento en 1700 y 1719, promulgó leyes que prohibían la importación de telas de la India, de China y de Irán. Pero no lograron su objetivo. Penetraban el mercado inglés cada vez con mayor extensión. La respuesta comenzó a darse en 1733, cuando el mecánico Kay inventó la lanzadera. Con esta, la tarea se simplificó, permitiendo que tejedores menos calificados se incorporaran a la producción y el fruto del trabajo se duplicó. En 1738, J. White y Lewis Paul inventaron rodillos de estirar, que sustituían los dedos del hilador. A continuación, Thomas Highs construyó una máquina de hilar, que actuaba por la fuerza del agua. Esta invención la recreó Richard Arkwright, produciendo hilos fuertes pero muy gruesos. India seguía siendo competitiva por la calidad de sus hilados. Recién en 1765 Hargreaves creó la hiladora “Jenny”. Proporcionaba un hilado fino y tenía entre 16 y 18 husos que movía un solo hilador.Ahora la producción de hilados era superior a lo que podían producir todos los tejedores de Inglaterra. Se necesitaban más tejedores que empezaron a surgir del abandono de las actividades agrícolas. Se empezó a formar el proletariado. Las invenciones en esta industria no se detuvieron. La multiplicación en la producción de hilos y tejidos llegó a tal nivel y calidad, que las actividades comerciales internas y cercanas quedaron pequeñas y tuvieron que salir a buscar nuevos mercados en lugares remotos del planeta.

Carlos Marx y Federico Engels.

           Dos de los mayores pensadores del siglo XIX, Carlos Marx y Federico Engels, en 1848, en su famoso Manifiesto Comunista, expresaban en uno de sus párrafos el proceso que se desataba ante sus ojos: “La burguesía, con su dominio de clase, que cuenta apenas con un siglo de existencia, ha creado fuerzas productivas más abundantes y más grandiosas que todas las generaciones pasadas juntas. El sometimiento de las fuerzas de la naturaleza, el empleo de las máquinas, la aplicación de la química a la industria y la agricultura, la navegación de vapor, el ferrocarril, el telégrafo eléctrico, la adaptación para el cultivo de continentes enteros, la apertura de los ríos a la navegación, poblaciones enteras surgiendo de la tierra como por encanto. ¿Cuál de los siglos pasados pudo sospechar siquiera que semejantes fuerzas productivas dormitasen en el seno del trabajo social?”

Para evitar cualquier sospecha sobre una supuesta idolatría al desarrollo de las fuerzas productivas por fuera de sus consecuencias sociales (hoy también ambientales) incorporo una digresión que servirá para teñir todas las líneas de este relato; de la primera a la última.

En 1845, Federico Engels denunciará la “Situación de la Clase Obrera en Inglaterra”, en el mismo librohizo una descripción sobresaliente de la Revolución Industrial y mostró a que catástrofe social puede conducir el desarrollo desenfrenado de la producción; dos párrafos:

En esta guerra social, el capital, la propiedad directa o indirecta de las subsistencias y de los medios de producción es el arma con la cual se lucha; asimismo está claro como el día, que el pobre sufre todas las desventajas de semejante estado: Nadie se preocupa de él; lanzado en este torbellino caótico, tiene que defenderse como pueda. Si tiene la suerte de encontrar trabajo,…; obtiene un salario que apenas es suficiente para sobrevivir; si no encuentra trabajo, puede robar, si no teme a la policía, o bien morir de hambre y aquí también la policía cuidará que muera de hambre de manera tranquila, sin causar daño alguno a la burguesía.

Durante mi estancia en Inglaterra, la causa directa del fallecimiento de 20 ó 30 personas fue el hambre, en las condiciones más indignantes, y en el momento de la investigación correspondiente, raramente se halló un jurado que tuviera el valor de hacerlo saber claramente. Las declaraciones de los testigos tenían que ser muy sencillas y claras, desprovistas de todo equívoco, y la burguesía -entre la cual se había seleccionado el jurado- siempre hallaba una salida que le permitía escapar a este terrible veredicto; muerte por hambre. La burguesía, en este caso, no tiene el deber de decir la verdad, pues sería en efecto condenarse a sí misma.

            Una ley inherente al sistema, ajena a la voluntad de los actores individuales, le impone a la burguesía “revolucionar en forma continua los medios de producción”. Por eso “el ser humano pasa a ser un factor secundario” y todo se subordina a“revolucionar en forma continua los medios de producción”.

            Marx y Engels observan que la humanidad vive en los trabajadores. Y que estos, siendo la mayoría social, deben unirse y organizarse y disputar el poder político a la burguesía. Para administrar la sociedad y “gobernar las leyes del desarrollo económico-social” y ponerlas al servicio del buen vivir en una sociedad de productores libres. Ya entrevieron en el desarrollo posterior de aquellas fuerzas productivas la posibilidad que los trabajadores fueran los protagonistas del gran salto del “reino de la necesidad al reino de la libertad”. Esta fue la respuesta revolucionaria y el proyecto de construir una nueva sociedad por parte de los socialistas del siglo XIX. (La experiencia del socialismo real del siglo XX será motivo de otra carta)

            Por aquellos años se pensaba que las relaciones burguesas de producción frenaban el desarrollo de las fuerzas productivas. Esto no fue así, entre otras cosas, porque la creatividad humana es capaz de los mayores milagros.

Para cerrar este título, quiero decir que: uno de los aportes más significativos a la ciencia social por parte de los citados Marx y Engels, resulta de comprender la relación dialéctica que existe en la sociedad cuando uno de los componentes, de lo que hoy llamaríamos “ecosistema social”, se modifica. De manera que un cambio en un lugar repercute en otro y en su encadenamiento se va modificando la realidad en su conjunto. “Todo influye sobre todo.”Y esto es lo que va a seguir sucediendo sin solución de continuidad hasta nuestros días, creando en cada etapa situaciones nuevas, nunca antes vividas.

Avancemos.

Hacía fines del siglo XIX se logróel dominio de la electricidad. No me imagino el impacto que causaría en la conciencia de aquella generación observar que los seres humanos podíamos transformar la noche en día. Que todo se podía iluminar. Que las grandes ciudades comenzarían a cambiar sus viejos faroles a combustible por lámparas eléctricas. Que se desataba una nueva fuerza motriz, capaz de mover la industria moderna y prolongar la jornada de trabajo a turnos que en el pasado hubieran sido impensados. Con el dominio de la electricidad las comunicaciones cambiaron la relación entre las personas y las sociedades. El concepto del tiempo comenzó a modificarse. Al telégrafo siguió el teléfono, más tarde el cine. La radio fue un salto de época -nacía la comunicación de masas-, el televisor unió la transmisión de imágenes significando un salto cultural para la humanidad.

La actividad científica, tecnológica y la creatividad, ganan  prestigio social. Las teorías, los conocimientos y los inventos comienzan a vulgarizarse. Surgen los premios, se conocen los nombres de científicos e inventores. Se multiplican los aportes a la tecnología y a la producción. La técnica y la ingeniería ganan en consideración. El crecimiento geométrico de esta actividad humana comenzó a abarcar e incorporar, de una u otra manera, todos los recovecos y rincones del mundo.

Cada potencia industrial buscó afianzar sus espacios vitales, sus zonas de influencia y aprovisionamiento, sus dominios. Comenzó la era superior del capitalismo, su etapa imperialista basada en la concentración del capital,  el surgimiento de grandes monopolios, los cartels, los trusts, los bancos y la oligarquía financiera y la lucha por imponer sus intereses sobre sus competidores. Las guerras fueron inherentes a la etapa. Luces y sombras de una nueva época.

Volvamos un poquito atrás.

En el período de 1890 a 1930 la máquina a vapor impulsada por el carbón de hulla, fue desplazada por motores de combustión interna, mayoritariamente impulsados por combustibles líquidos derivados del petróleo. Energía abundante y eficiente para seguir dando impulso al desarrollo impetuoso.

La industria automotriz sería el reflejo más potente de esta nueva transformación y representaría uno de los grandes saltos no solamente tecnológicos sino en la organización del trabajo. En 1895 Frederick Taylor, publica sus principios de gestión empresarial científica. Hará hincapié en el trabajo de cada individuo para aumentar la eficiencia. Observará con detenimiento todos los movimientos que un trabajador realiza durante su jornada, observando que la mayoría de ellos son inútiles y no agregan producción. El tiempo útil de trabajo es mínimo. Para su mejor aprovechamiento comienza a descomponer el mismo en tareas más sencillas, repetitivas y rutinarias. Empezará a cronometrar cada operación y observará que los tiempos útiles se acrecientan y que se le puede exigir al operario que acelere su ritmo. Es una etapa de súperexplotación. La simpleza de la tarea hace que un obrero pueda ser reemplazado sencillamente por otro, dada su baja calificación, y esto agudiza la competencia entre los propios trabajadores por obtener un empleo, disminuyendo al mismo tiempo los salarios. El fordismo -por Henry Ford- es una etapa superior aunque contiene muchos elementos de taylorismo. Es la producción en cadena. En una enorme cadena de montaje se van componiendo las distintas auto-partes que van a dar origen a un producto nuevo: el automóvil particular. Es la organización científica de un conjunto muy grande de trabajadores, al interior de la industria de montaje, y por fuera de ella en un conjunto enorme de proveedores de las partes, más otro conjunto de proveedores de materias primas que van desde la minería y la siderurgia, hasta la industria del caucho y la misma industria petrolera. Una de las tesis destacadas es que los salarios no pueden seguir disminuyendo, caso contrario ¿quién compraría los automóviles? El impacto se trasladará a la sociedad y a muchas otras industrias. Nuestro tiempo no se entendería sin la explotación del petróleo y aquel salto, que ya tiene más de 100 años.

Si hasta para la organización del trabajo manual-individual se impuso un estudio científico, cuanto más en la organización del trabajo en general. Así, en la composición del trabajo el aspecto intelectual fue incorporándose poco a poco, de arriba para abajo, extendiéndose, y con el paso del tiempo prevaleciendo sobre el trabajo manual. Si la fuerza física pudo haber sido el factor productivo preponderante a lo largo de la historia hasta entrado el siglo XX, la inteligencia y el conocimiento tienen preeminencia en esta etapa.

En todo este proceso la ciencia jugó un papel preponderante. Matemática, física, química, geología, astronomía, botánica, agronomía, zoología, genética, biología molecular, bioquímica, neurociencias, electrónica, nano-tecnología, se conjugan adquiriendo un papel más destacado cada día. De hecho, a diferencia de cualquier época anterior, la alfabetización se hizo masiva y el desarrollo de la escuela y la educación superior son consustanciales con la sociedad moderna. Millones de niños, que en casi todas las épocas anteriores se incorporaban al trabajo de los padres, desde hace más de un siglo mayoritariamente se suman a la escuela pública. Se difunde la educación secundaria y la Universidad alberga a masas estudiantiles. Nacen nuevas carreras. Las ciencias exactas, la ingeniería y el conocimiento en el más alto nivel se distribuyen como en ninguna otra época.

En estas pinceladas no me detengo sobre la exclusión, la marginación y la explotación -que nunca dejaron de existir- para concentrarme en el fenómeno dinámico de este proceso.

Aprovecho la aclaración anterior para otra digresión.

La ciencia como la técnica son a-morales. Sirven para el bien como para el mal. Algunos optimistas pensaron y piensan encontrar todas las soluciones en el desarrollo tempestuoso de las fuerzas productivas. Otros atosigados por el vértigo de esta escalada en la producción de bienes, servicios y conocimientos, piden a los gritos que se frene. ¿Cuál es el justo punto medio? ¿Quién tiene razón? ¿Quién lo sabe?

Lo cierto es que un hombre bueno llamado Albert Einstein desarrollo en las dos primeras décadas del siglo XX la teoría de la relatividad. Bienvenida. Cambió las bases de la física y representó un salto cualitativo para la ciencia. Una de las conclusiones de la relatividad especial expresa que la cantidad de energía que puede contener una masa resulta de multiplicar esta masa por la velocidad de la luz al cuadrado. E=mc2. Puntapié inicial para comenzar a investigar el desarrollo de la energía nuclear. En el marco de los conflictos bélicos de la 2º guerra mundial, la idea de un arma que pudiera aprovechar este fenómeno transitó por la cabeza de científicos y líderes políticos. Así se empezó a implementar la técnica a partir de la cual se pudiera fisionar un núcleo de uranio que en una reacción en cadena desencadene una cantidad de energía enorme y destructiva. EEUU tomó la delantera. Así pudo acometer los dos actos terroristas más grandes de la historia, lanzando sendas bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 de agosto de 1945, obligando a Japón a la rendición incondicional. Se había dominado una fuente de energía que podría ser usada en reactores controlados para el bienestar general –más allá de los severos cuestionamientos sobre la inseguridad-, o (como quedo dicho) para la muerte. Después del horror las luchas por la paz se hicieron masivas en el mundo. La guerra vuelve a mostrar que si el desarrollo se utiliza para la dominación, la explotación y el saqueo, el mismo pierde validez para la vida de la inmensa mayoría de los seres humanos. Si en cambio se encuadra dentro de principios éticos, el progreso puede generar una nueva armonía en defensa de la sociedad, el ambiente y la dignidad de la vida individual. La vieja y remozada ética debiera cumplir un rol más destacado que el que se le asigna en la actualidad. La política, la ciencia y la técnica debieran ser disciplinas subordinadas a la ética, eso daría lugar a un mundo mejor.

Repasemos y adelantemos.

La industria no deja de crecer desde mediados del 1700. Las innovaciones están a la orden del día. Crece la población mundial. Las grandes urbes no dejan de desarrollarse desde aquellos tiempos. Como ya expresáramos, las industrias abarcan todas las áreas a las que la imaginación alcanza. Desde la minería, el petróleo, la nuclear, la siderúrgica, la metalúrgica, la naval, la ferroviaria, de aviación, la alimenticia,  los medicamentos, la indumentaria, la automotriz, electrodomésticos, materiales para el hogar, entretenimientos, cine, etc.

En este contexto habrá un área que se destacará y será autora de una nueva revolución. La concerniente a la electrónica.

Si alguien quiere ver una computadora en el ábaco creado hace 2.500 años para realizar cálculos sencillos de aritmética, tiene algún grado de razón. También si incorpora creaciones que desde hace 400 años superaron la antigua calculadora. Sin embargo, será en la década de 1890, con motivo del procesamiento del censo nacional en EEUU, cuando se origine la Compañía de Máquinas de Tabulación, que en 1924 dará origen a IBM. Unos años después, en la década de 1940, comenzará la era de la computadora moderna. Y es a partir de 1958 cuando empieza la etapa de miniaturización que no se detendrá hasta nuestros días y que permitió incrementar su potencia, disminuir su volumen físico y su precio y poner en el mercado en 1981 la primera computadora personal. Desde ese momento hasta las tabletas de nuestros días los cambios fueron incesantes. Pero eso lo volvemos a ver más adelante.

En las últimas 7 décadas las empresas no pudieron dejar de incorporar aquello que permitiera elevar la productividad. Recordemos otra frase de Engels: “la perfección cada vez más creciente de la maquinaria moderna está convirtiendo en una ley obligatoria que fuerza a los capitalistas industriales individuales a mejorar de forma permanente sus máquinas, siempre con la finalidad de incrementar su capacidad productiva”. Si prácticamente todas las empresas iban a incorporar modernas computadoras en función de optimizar su competitividad, la propia industria de la computación recibiría el estímulo y el dinero suficiente, para invertir en Investigación y Desarrollo ofreciendo nuevos productos todo el tiempo. Bajo estas leyes inherentes al capitalismo con el desarrollo de los “procesadores” incorporándolos primariamente a las máquinas-herramienta sobrevino la automatización  y la robotización. Mayor producción en menos tiempo y con menos horas hombre utilizada. Por primera vez en la historia de la humanidad, en un país central como EEUU, comenzaba a pintarse el futuro de una economía de abundancia, en la cual las nuevas inversiones no redundarían inmediatamente en nuevos trabajos, sino en la destrucción de dichos puestos, por lo menos en las industrias que incorporaban tecnologías de punta.

Después de esta somera descripción que muestra la inmensidad de los cambios sucedidos, debemos abrir un paréntesis para preguntarnos ¿Qué ocurre en la vida de la personas con estos cambios? ¿Cómo debería responder el Estado frente a este nuevo escenario?

Una 1º respuesta que me resulta insoslayable –por anticipatorio- es el memorando  que le presentara el Comité Ad Hoc de la Triple Revolución: automatización, armamentos y derechos humanos, el 22 de marzo de 1964, al presidente de los EEUU Lyndon B. Jonson. Ese Comité estaba constituido por buena parte de las personalidades académicas y científicas más destacadas de aquel país, en capacidad de interpretar que es lo que estaba ocurriendo ante sus ojos.


Estimado señor presidente:
                                           Adjuntamos y ponemos a su consideración un memorando; La triple Revolución. Este memorando emanó de un presentimiento acerca del futuro de la Nación. Los hombres y las mujeres que lo firman piensan que ni los norteamericanos, ni los dirigentes de éstos perciben la magnitud y la aceleración de los cambios que se producen en torno a ellos. ….Creemos que en un futuro muy próximo estos cambios obligarán a adoptar, de buen o mal grado, medidas públicas que superarán radicalmente todo lo hasta ahora propuesto o planteado.
                                           Aplaudimos el espíritu que inspiró la Guerra contra la Pobreza anunciada recientemente, y la creación de nuevas comisiones que se ocuparán de la dislocación económica y de la automatización. Este memorando expone, respetuosamente, las razones históricas y tecnológicas por las cuales semejantes tácticas parecen condenadas a resultar insuficientes. Las circunstancias radicalmente nuevas reclaman estrategias radicalmente nuevas.

A continuación reproduzco algunos párrafos que resultan de gran provecho para nuestra exposición:
La Revolución Automatizadora: Ha comenzado una nueva era de producción. Sus principios organizativos son tan distintos de los de la era industrial como los de esta lo fueron de los de la era agrícola. La Revolución Automatizadora fue una consecuencia de la combinación de la computadora con la máquina automatizada autorregulable. De esta combinación resultó un sistema de capacidad productiva prácticamente ilimitado que requiere cada vez menos trabajo humano. La automación ya está reorganizando el sistema económico y social para adaptarlo a sus propias necesidades.
La automación presenta las características de una revolución en el proceso productivo. Entre dichas características se encuentran: el desarrollo de técnicas radicalmente distintas y la consiguiente aparición de nuevos principios para organizar la producción; un replanteo básico en la relación entre el hombre y el medio; y un aumento dramático de la energía total, disponible y potencial.
Las mayores diferencias entre las revoluciones agrícola, industrial y automatizadora, consiste en la velocidad con que han evolucionado. La revolución agrícola comenzó hace varios milenios en Medio Oriente. El desplazamiento desde la cacería y la recolección de alimentos destinados a satisfacer necesidades de la subsistencia hasta la agricultura sedentaria abarcó varios siglos.
En cambio, han transcurrido menos de dos siglos desde que comenzó la revolución industrial, y la mayor parte de la humanidad ya tiene un conocimiento directo y preciso de las nuevas técnicas de producción. Está difundida la idea de que esta divulgación acelerada constituyó la causa principal de que se expandiera la industrialización.
Más adelante señala: Sólo se logrará una distribución adecuada de la abundancia potencial de mercancías y servicios cuando se comprenda que el principal problema económico no consiste en buscar la forma de aumentar la producción, sino en hallar el método para distribuir la abundancia que es la gran posibilidad de la automación. Es urgente introducir un cambio fundamental en los mecanismos empleados para asegurar los derechos del consumidor.
Después de mostrar los índices de pobreza, desocupación y la emergencia de una clase permanentemente postergada, avanza: Afirmamos que la única forma de poner la transformación tecnológica al servicio del bienestar individual y general consiste en aceptar el proceso y en aprovecharlo racional y humanamente. La nueva ciencia de la economía se asentará sobre la promoción y la expansión planificada de la automación. Los problemas que plantea se doblegan con particular docilidad ante una política inteligente: la misma automación proporciona los recursos y los instrumentos necesarios para reducir al mínimo las penurias del período de transición.
La automación nos obliga por fin a contestar los interrogantes históricos: ¿Cuál es el papel del hombre cuando no depende de sus propias actividades para dotar a su vida de una base material? ¿Con que criterio se deberá distribuir el acceso individual a los recursos nacionales? ¿Existen otros derechos justos –además de los que derivan del desempeño de un empleo- para aspirar al usufructúo de bienes y servicios?
Ofrecen: Una propuesta práctica. Como primer paso para llegar a un nuevo consenso, es esencial admitir que el nexo tradicional entre los empleos y los ingresos se está rompiendo. La economía de abundancia puede brindar comodidad y seguridad económica a todos los ciudadanos, se dediquen estos o no a lo que comúnmente se conoce como trabajo. La riqueza producida por las máquinas y no por los hombres continúa siendo riquezaPor lo tanto, recomendamos vigorosamente que la sociedad asuma la tarea de proporcionar, a todo individuo y a toda familia, sin hacer discriminaciones y por intermedio de las instituciones legales y constitucionales apropiadas, el ingreso suficiente que le corresponde como cuestión de derecho.

Señalan que: El sistema actual fomenta actividades que promueven el lucro privado y descuida otras capaces de enriquecer y mejorar la vida de nuestra sociedad. Por consiguiente, la política nacional dedicó hasta ahora mucha más atención al bienestar del proceso productivo que al bienestar del pueblo. La era de la automación puede invertir este énfasis. Creemos que si el plan de acción y las investigaciones oficiales se concentran sobre el pueblo y no sobre los procesos productivos, muchas actividades e intereses creadores a los que generalmente se califica como antieconómicos absorberán el tiempo y la dedicación de muchos de aquellos que ya no son necesarios para producir mercancías y servicios.
El conjunto de la sociedad debe alentar nuevas formas de actividad constructiva, compensatoria y enaltecedora. Entre ellas se destacan actividades tales como la enseñanza y el aprendizaje, que vinculan a los seres humanos con los semejantes y no con los objetos………
Simplemente para completar el cuadro al lector, añadir que el Comité le ofrece al presidente Lyndon Jonson un programa con algunos puntos destacables de los que resalto sólo su encabezamiento: 1.- Un programa masivo para elevar el nivel de nuestro sistema de enseñanza,….2.- Obras públicas masivas….3.- un programa masivo de viviendas económicas,……4.- El desarrollo y la financiación de sistemas de tránsito rápido, urbanos e interurbanos,…5.- Un sistema público de electrificación….6.- La habilitación de bases militares obsoletas para usos comunitarios o educativos. 7.- Una reforma radical de nuestra estructura impositiva orientada a redistribuir los ingresos….
….La filosofía pública para la transición debe asentarse sobre la certidumbre de que nuestras instituciones económicas, sociales y políticas existen para servir al hombre y de que no es el hombre quien existe para mantener un sistema económico determinado. Esta filosofía gira en torno al principio que estipula que los gobiernos se plasman en el seno de la humanidad para posibilitar la vida, la libertad y la búsqueda de la dicha, y que el gobierno debe ser un instrumento creador y positivo para la materialización de esos fines.
El último párrafo que rescato: El objetivo permanente consistirá en someter la vida económica a la dirección consciente y racional de instituciones planificadoras colocadas bajo control democrático.

Estas largas frases sostenidas hace 49 años ponen de relieve algunas cuestiones que conviene sintetizar. a.- que las máquinas desplazan el trabajo humano. b.- que el trabajo no se circunscribe a las tareas que producen lucro.- c.- que se debe desvincular el ingreso del trabajo tradicional.- d.- que debe otorgarse un ingreso digno a todos.- e.- que pueden generarse multitud de ocupaciones.- f.- que el Estado está para servir al hombre.- g.- que hacia delante habrá que planificar con inteligencia, racionalidad y participación democrática.

Muestra también que en el transcurso de estas 5 décadas mucho se avanzó desde lo tecnológico, pero mucho se retrocedió desde lo ideológico. El neoliberalismo fue la máscara que ocultó un avance reaccionario de los sectores pudientes de las sociedades desarrolladas en detrimento de la calidad de vida de los pobres en su propio país y de los postergados por millones en todo el mundo. La contraofensiva de los pueblos olvidados, rezagados y humillados no debe estar muy lejos. Sólo que será condición para su éxito una estrategia adecuada que los sitúe adecuadamente en el tiempo histórico que transitamos.


La productividad no se detuvo desde aquel informe.

Nuevas formas organizativas, de gestión y administración van a surgir en correspondencia con los avances científicos y tecnológicos. Un ejemplo es el toyotismo –por la fábrica japonesa de automóviles Toyota- que en los años 70 mostrará su superioridad sobre el fordismo. Una organización más flexible, mayores estímulos a los trabajadores para la participación creativa, mejor relación entre los estamentos de la empresa, trabajadores que pueden atender varias máquinas, mejor tecnología y control para no tener errores, mayor automatización en todos los estamentos de la fabricación, armonización de todas las partes para que nada sobre y nada se almacene, producción final para una demanda determinada sin acumulación de stock innecesario y costoso, productos para pequeños nichos de mercado y en definitiva, producir lo justo y necesario para abastecer correctamente el mercado. Todo se siguió revolucionando.








            En los años 90, Jeremy Rifkin, titula un libro con una frase desafiante: “El fin del trabajo”.

            Dice J.R.: Son muchos los argumentos y los datos empíricos que da para sostener esta tesis. Me remito a tomar un par de opiniones de premios Nobel y una reflexión final que me parece de interés.
            Notables economistas como Paul R. Krugman de MIT y Robert L. Lawrence de la Universidad de Harvard sugieren, sobre la base de estos amplios datos, que “la preocupación ampliamente difundida en los años 50 y 60 sobre el hecho de que los trabajadores industriales perderían sus puestos de trabajo debido a la automatización, se acerca más a la realidad que la preocupación actual por la supuesta pérdida  de puestos de trabajo como consecuencia de la competencia extranjera”.
            El premio Nobel  Wassily Leontief, ha advertido que con la introducción de ordenadores cada vez más sofisticados “el papel de los seres humanos como factores más importantes de producción queda disminuido de la misma forma que inicialmente el papel de los caballos en la producción agrícola, para luego ser eliminado por la introducción de los tractores”
Por primera vez en la historia moderna muchos seres humanos podrían quedar liberados de un gran número de horas de trabajo, y así adquirir una mayor libertad para llevar a cabo más actividades de tiempo libre. Las mismas fuerzas tecnológicas podrían llevarnos a mayores niveles de desempleo y a una depresión de ámbito global. El hecho de que nos espere un futuro de utopías o de realidades depende, en gran medida, de cómo queden distribuidas las ganancias en la productividad durante la era de la información………………Sí, a pesar de todo, no se reparten las enormes ganancias de productividad, resultado de la revolución propiciada por la alta tecnología, sino que se emplean principalmente para aumentar los beneficios de las empresas,  para otorgar mayores dividendos a los accionistas, para retribuir mejor a los altos ejecutivos de las multinacionales, así como para la nueva élite de trabajadores implicados en los nuevos conocimientos, las probabilidades de que las crecientes diferencias entre los que lo tienen todo y los que no tienen nada conducirán, sin duda, a disturbios sociales y políticos a escala global.

Lúcidas palabras. Las cosas no van a quedar donde los que mandan quieren que quede. Sino donde los pueblos estén dispuestos a ponerlas.

Si la industria pierde empleos, Rifkin muestra con datos extensos y consistentes que se pierden también en la agricultura y los servicios. Esto lo lleva a concluir que habrá que elegir entre dos caminos el de la libertad, abundancia y el bienestar surgido del duro trabajo de todas las generaciones pasadas o el de la concentración de la riqueza en uno de los polos de la sociedad y el atraso y la pobreza envolviendo a la inmensa mayoría.




En la misma década del 90 Adam Schaff.

Adam Schaff nació en Polonia en 1913. Estudió Derecho en su país, economía en Francia y filosofía en la ex Unión Soviética. Fue un intelectual de reconocimiento mundial y su militancia –aunque crítica en muchos aspectos- fue en el movimiento comunista. Tan distante de los autores antes mencionados, llega a conclusiones muy similares. En 1992 en un escrito titulado “La Revolución Tecnológica y el Futuro del Socialismo” se pregunta: “¿De qué hechos se trata ante todo? La respuesta más breve a esta pregunta es la siguiente: el desarrollo turbulento de la revolución tecnológica, sobre todo en la esfera de las comunicaciones, de la automática y la robótica en la producción y en los servicios, provocará el fenómeno inevitable de la desaparición gradual del trabajo en sus formas tradicionales. Quiero subrayar, aunque en la literatura que trata este problema ha sido ampliamente analizado, que la desaparición del trabajo tradicional no equivale a la desaparición de ocupaciones útiles. Por el contrario habrá muchas ocupaciones que harán posible la superación de las consecuencias negativas de la desaparición del trabajo de tipo antiguo (principalmente manual y físico, pero en muchos casos también intelectual), es decir, el desempleo. Habrá trabajo, si damos a esa palabra un nuevo contenido, mucho más amplio, que está mejor reflejado por la palabra ocupación.” Más adelante habla de la inocencia de quienes creyeron que existiría un desplazamiento del trabajo de la producción industrial hacia los servicios, no advirtiendo que también en esa esfera se vivirían los efectos de la revolución en curso. Resulta interesante que hace 20 años, Adam Schaff llamara la atención sobre las computadoras con inteligencia artificial. “las máquinas de la nueva generación funcionarán sobre la base de los silogismos, en tanto unidades operacionales, y no sobre la base del sistema binario, como ocurría hasta ahora. De esta manera el ordenador pensará como el hombre, pero lo hará a una velocidad infinitamente mayor.” “Hay que acostumbrarse a la visión de una sociedad de plena automatización (en la industria, en la agricultura y en los servicios). Hay que acostumbrarse a esa visión y también a la idea de que la principal fuerza productiva de la sociedad será la ciencia.” Hoy podríamos decir el conocimiento en un sentido más amplio. Ahora, si se reemplaza el trabajo antiguo, principalmente vinculado con la idea de un salario, y lo que viene son ocupaciones útiles no remuneradas de la misma forma habrá que resolver de alguna manera la financiación de las personas que pasen a ocupar esos lugares. La conclusión genérica de Schaff es que las consecuencias abarcarán el cambio en las formas de producción y también en las formas de distribución. “Si se dispone de cierta imaginación creativa y no se está paralizado por la ideología del poseedor, no existen problemas para encontrar una solución satisfactoria. La sociedad dispone de un solo pan, el producto social, que debe repartir entre sus miembros. Ese reparto entre todos es indispensable sino se quiere condenar a la aniquilación a una parte de la sociedad.”


La revolución científico-tecnológica sigue su curso.

Las tareas manuales.

Si quedan enorme cantidad de tareas manuales útiles podemos pensar que el trabajo en dichas áreas absorberá una parte de la masa desocupada. Error. El cambio abarca todos los campos. El desarrollo de nuevos materiales es una clave. Alguien lo puede pensar involucrado con la carrera aeroespacial y otras actividades de la punta tecnológica. Error.No es así.

Cuando decimos “plomero” lo decimos en relación a un oficio que durante muchos años hizo instalaciones para conducir el torrente de agua por cañerías de plomo. El soldar las uniones y las distintas medidas de la cañería, era un oficio cercano a un arte. No era para cualquiera. Con el paso del tiempo fue desplazado por otros metales como el bronce y el acero inoxidable, simplificando en buena medida el trabajo. Más tarde llegarían las cañerías de plástico –polipropileno, PVC, etc- que permiten que cualquier principiante con las herramientas adecuadas haga una instalación.

Los nuevos materiales se diseminan en  todas las actividades. La transmisión de señales por fibra óptica supero con holgura al cable coaxil, permitiendo comunicar a todo el país hasta en los rincones más alejados a un costo relativamente económico. El cobre también va siendo reemplazado en el mundo de la telefonía por el desarrollo del teléfono celular. Donde posemos la vista nos encontraremos con avances apoteóticos que no se detienen.

Tecnologías de vanguardia.
Si sobre algunos puntos debiéramos fijar una mayor atención, es en particular el espacio de la ingeniería genética y la nano-tecnología. Esa dimensión diminuta donde se reúnen diversos conocimientos y donde algunas leyes de la física funcionan de otra manera. Allí, en el caso concreto de la manipulación genética, quienes tienen la posibilidad de experimentar se acercan a seres muy poderosos. ¿Tendrán la formación ética que les permita avanzar sin irrumpir con experimentos indeseables? Esta pregunta podría extenderse por ejemplo a quienes trabajan en el área de la energía nuclear. Y en otras y otras. Hay límites, quizás por nuestra propia ignorancia, en que en la frontera entre la libertad y la ética aparecenconflictos de difícil solución.
Inteligencia Artificial.
Otro espacio sobre el que habrá que prestar suma atención es el de la Inteligencia Artificial. Hoy se habla de diversos tipos de inteligencia lingüística, lógica-matemática, espacial, musical, corporal-kinética, intrapersonal, interpersonal, emotiva, en fin, todas referidas al ser humano. Pero en este afán, que nos viene de lejos, de prolongar nuestras facultades a través de herramientas (como vimos al principio de la carta desde el garrote, la lanza, al arco y flecha); quizás lo más destacado está por venir y es la Inteligencia Artificial IA. Claro que nada nos dice que será en el corto plazo. Eso no lo sabemos. En 1964 dicen que los investigadores del Stanford Artificial Intelligence Laboratory le aseguraron a sus financistas del Pentágono que la construcción de una máquina con Inteligencia Artificial llevaría 1 década. Indudablemente aquella promesa no se cumplió. ¿Podrá cumplirse? Creo que depende de la función que le estemos exigiendo a las máquinas. Si se trata de resolver algunos problemas lógico-matemáticos entiendo que eso se ha creado. Incluso en este campo las experiencias con las máquinas de ajedrez dan resultados sorprendentes, sobre todo al ver en 1997 a Gary Kasparov perdiendo con la computadora Deep Blue de IBM cuyo programa futuro, con seguridad, podrá progresar más que del propio campeón mundial. ¿Qué condiciones le podrán exigir a las nuevas generaciones de computadoras robots?: quizás adaptabilidad a distintas condiciones para que no sea destruida fácilmente por el medio en el que funciona, capacidad de resolver diverso tipo de problema (no sólo el lógico-matemático), capacidad para interactuar con el ambiente y finalmente creatividad para saber reproducirse en escala superior de evolución. ¿Ciencia ficción? Puede ser. No soy afecto a la lectura de la ciencia ficción y alguien podrá incorporar muchas otras cuestiones o contradecirme. Pero no querría cerrar estas líneas sin señalar que para mi abuela resultaría mucho más lejano imaginar que el hombre podía llegar a la luna, o que pudiera actuar en la dimensión de un átomo, de lo que hoy le puede resultar creíble ó imaginable a un chico de 10 años. Y que si los cambios nos han impactado con fuerza inusitada (en muchos casos llegando del laboratorio y la industria a nuestra casa a gran velocidad), en el futuro las nuevas creaciones se podrán incorporar a la vida cotidiana en forma aún más rápida.
Internet.

“Internet se originó en un plan ideado en la década del 60 por los guerreros tecnológicos del Servicio de Proyectos de Investigación Avanzada del Departamento de Defensa estadounidense, para evitar la toma o destrucción soviética de las comunicaciones en caso de una guerra nuclear. En cierta medida, nos dice Manuel Castells en la “Era de la Información”, fue el equivalente electrónico de las tácticas maoístas de dispersión de las fuerzas de guerrilla en torno a un vasto territorio para oponerse al poder de un enemigo con versatilidad y conocimiento del terreno. El resultado fue una arquitectura de Red que, como querían sus inventores, no podía ser controlada desde ningún centro, compuesta por miles de redes informáticas autónomas que tienen modos innumerables de conectarse, sorteando las barreras electrónicas.” Siendo este dato parte de la realidad histórica, lejos está de explicar el desarrollo posterior. Este tuvo su centro en California –Silicon Valley- en la década de 1970. Con influencias provenientes del Estado, de la economía con su impulso por la ganancia y de una cultura libertaria que por aquellos tiempos se rebelaba contra la autoridad y observaba la posibilidad de un mundo más libre y democrático. Toda aquella historia con la creación de circuitos integrados, el microprocesador y el microordenador, entre otras tecnologías y avances que ya no se detuvieron, fue modificando la estructura de la sociedad a escala planetaria. Incorporando en el mundo entero gran cantidad de actores a la red, estados, empresas públicas y privadas, universidades y una enorme legión de cibernautas que fueron desenvolviendo las potencialidades de las modernas tecnologías a la par que iban modificándolas desde su propia interacción con el sistema. Christopher Freeman dice que: “El cambio contemporáneo puede contemplarse como el paso de una tecnología basada fundamentalmente en insumos baratos de energía a otra basada sobre todo en insumos baratos de información derivados de los avances de la microelectrónica y las comunicaciones.” La producción de conocimientos se multiplica como una esfera particular del desarrollo de las fuerzas productivas. Su interacción parcial con la totalidad de los medios de producción y cambio va reconfigurando el trabajo.

Vivimosla era de la información. Si para 1995 alrededor de 20 millones de personas estaban conectadas a la red, hoy somos más de 3.000 millones. Que tal.

Robots.
The New York Times, agosto de 2012: “Trabajo calificado sin obreros”. “Nuevos Robots cambian la Industria.” Por Jhon Markoff “En la fábrica de Philips Electronics en la costa de China, centenares de trabajadores usan las manos y herramientas especializadas para montar afeitadoras eléctricas. Esa es la vieja forma. En una fábrica de la misma empresa en el campo holandés, 128 brazos robóticos cumplen la misma tarea con una flexibilidad que parece producto del yoga. Cámaras de video los guían en la concreción de proezas que están mucho más allá de la persona más diestra. …. Los brazos trabajan con tal rapidez que debe colocárselos en jaulas de vidrio para evitar que quienes los supervisen resulten heridos. Por otra parte, hacen todo eso sin necesidad de una pausa para tomar un café durante tres turnos diarios los 365 días del año. … Este es el futuro.”

            Hasta aquí concentramos la mayor atención en el desarrollo de las fuerzas productivas con pocas referencias a lo social y ambiental. Y, aunque esta carta se extendió demasiado, sin perder coherencia con el título vamos a continuar con algunas reflexiones desde otro ángulo.

En el capitalismo los trabajadores son la variable de ajuste.

            Por eso para muchos trabajadores “trabajar” significa someterse a una explotación que le lleva lo mejor de su vida. Pero no trabajar lo lleva a una situación de ruina irreversible para él y su familia. Así se encuentra entre dos pesadillas.

El fin del trabajo no llegará jamás.

Quizás porque el trabajo es un fin en sí mismo.  Si, además, resulta irrefutable el papel virtuoso del trabajo en la evolución del ser humano, su defensa es parte de la lucha por la vida.

Entonces ¿Para la sociedad el ideal será trabajar y trabajar? En esta línea ¿No será real que la haraganería, la holgazanería, el parasitismo, la desidia, la pereza, terminan en un proceso de involución?

Desde otra mirada Bertrand Russel hace un elogio al ocio. ¿Cuál es la respuesta correcta?
Entiendo que esta respuesta ya lo expusimos en la carta 8.

El ser humano como apéndice de la producción o la máquina.

La experiencia nos dice que desde la división de la sociedad en clases sociales y en el tiempo transcurrido desde la revolución industrial en el siglo XVIII, el trabajo significó opresión para millones de personas. La cultura que sostiene que el trabajo es todo y que por tanto debemos entregarle la vida llegó a todo tipo de exceso, entre los que se destaca el trabajo infantil –que lamentablemente aún subsiste en el mundo-.

El trabajo es la fuente de valor por excelencia, unido a una máquina tecnológicamente competitiva, logra el mayor valor. Y de ahí la plusvalía con la que el empleador acrecentará su ganancia. Incrementar la tasa de ganancia es el fundamento último del capitalismo, por tanto “ser humano y máquina” son componentes indistintos de la producción. No es raro ver que algún patrón cuida más la máquina que a su empleado. En última instancia si hay sobre oferta de mano de obra resultará más fácil reemplazar al trabajador que la máquina. Así el carácter inhumano del régimen se expone con toda claridad.

La lucha de los trabajadores impidió una mayor explotación.

La fórmula 8 horas de trabajo, 8 de recreación y 8 de descanso, fue enarbolada por la clase trabajadora a fines del siglo XIX. De esas luchas emergió el Día Internacional de los Trabajadores, los mártires de Chicago iban a brindar sus vidas para que la clase trabajadora, sus hijos y los hijos de sus hijos, no siguieran inmolándose a favor de la acumulación de capital. Después de grandes luchas y sacrificios la jornada laboral de 8 horas es reconocida en buena parte del planeta ¿Será ese el punto ideal? Han transcurrido más de 100 años y al pasar revista a las necesidades razonables de consumo por parte de todos los seres humanos y referenciarlo con los poderosos medios de producción, podríamos afirmar que con mucho menos de 8 horas diarias alcanzaría para satisfacer todas las necesidades y desplegar una buena vida.

Trabajo para todos.

Sin embargo, la idea de disminuir la jornada laboral, para socializar las horas necesarias para la producción y que todos tengan trabajo, chocó con la resistencia de los empresarios capitalistas. Por un lado necesitarían más personal, con lo que aumentaría la masa salarial y disminuiría la tasa de ganancia. Por otro lado se lograría el pleno empleo, y con este se termina el ejército de desocupados aumentando la capacidad de negociación de los trabajadores, que impulsarían nuevas conquistas. ¿Adónde piensan llegar, reflexiona aturdido el empresario? Y si encima al pobre capitalista le agregamos el mercado mundial donde debe lidiar con países que violan sistemáticamente todos los derechos laborales y pagan sueldos miserables ¿Cómo podrá competir?

En fin, el largo recorrido de esta carta no es para terminar dándole respuesta a estas razonables preguntas que puede realizar un empresario.

El futuro.

La alienación respecto del “todo” es casi una condición ineludible de estaperíodo. Si Sócrates tuvo la inteligencia suficiente para sostener: “Sólo sé que no se nada”, en esta época del crecimiento exponencial del conocimiento, podemos acreditar fehacientemente que “no sabemos nada”. Nada del “todo”, pero mucho en las áreas específicas.

Los especialistas reducen su objeto de estudio a zonas cada vez más restringidas. La división del trabajo llega a escalas extraordinarias. Cada día, cada especialista sabe más sobre menos cantidad de cosas. La especialidad hace a la eficiencia. Cada vez producimos más. Y los empresarios capitalistas están conformes con esta situación. Sobre todo los neo-liberales. “Una mano invisible administrará todo y pondrá cada cosa en su lugar”. Una fábula una y mil veces desmentida por la realidad. ¿Podremos detenernos a pensar: Para qué todo lo que producimos? ¿Lo hacemos adecuadamente? ¿No sacrificamos vidas humanas o el ambiente? ¿Estamos pensando en las futuras generaciones? Los mismos empresarios piensan: “Es una pérdida de tiempo y nos resta competitividad”. Nosotros afirmamos: El régimen está loco, loco, loco.

En próximas cartas observaremos: la minería a cielo abierto y la Barrik Gold, la agricultura y Monsanto, el transporte y General Motors, etc. Y veremos que algunas de las leyes aquí enunciadas inherentes al capitalismo, (“la perfección cada vez más creciente de la maquinaria moderna está convirtiendo en una ley obligatoria que fuerza a los capitalistas industriales individuales a mejorar de forma permanente sus máquinas, siempre con la finalidad de incrementar su capacidad productiva”) mantienen su vigencia desafiando el futuro de una buena vida para todos los seres humanos. Y que esta lógica debe ser superada. Y que no hay otro contenido que el democrático, no hay otra forma que con la participación popular, no hay otra disciplina que la ética y no hay otro método que la planificación estratégica a gran escala. Pero todo esto será motivo, espero, de otras reflexiones.

            “La política, la ciencia y la tecnología debieran ser disciplinas subordinadas a la ética, eso daría lugar a un mundo mejor y una buena vida para todos.”

Mario Mazzitelli
Sec. Gral. Nac. del PSA