viernes, 13 de septiembre de 2013

Carta 1 - Nuestro Proyecto Político: Más Corazón.

Febrero, 2 de 2013. - Carta 1. 
A los jóvenes: Nuestro Proyecto Político.                                  
Más Corazón.            

Un proyecto político tiene tres motores que no se deberían desvincular. Uno es el estómago, otro el cerebro y otro el corazón. Si alguien dijera que con el estómago vacío el cerebro no funciona y las emociones no se expresan, tendría algo de razón. El corazón tiene razones que la razón no entiende. Y la razón regula las emociones para que no pierdan "a quien lo dominan". El estómago parece más sencillo y se conforma con poco, siempre que ese poco este accesible todo el tiempo. Argentina produce alimentos y con un porcentaje pequeño del total puede dar satisfacción a todos los estómagos. El oficialismo supo esgrimir razones que, aunque pobres en muchos casos, son las razones que esgrime el poder y que siempre gozan de una potencia superior a cualquier otra razón. Pero su gran virtud fue ganar el corazón de un conjunto de compatriotas que respaldan al gobierno, aunque les resulte difícil explicar, definir, desarrollar a que adhieren. No deberíamos poner la razón sobre el corazón. Algo que nosotros no comprendemos fehacientemente los une a esta experiencia histórica. ¿Quizás los DDHH? ¿Latinoamérica? La izquierda por el lado de la cultura supo enamorar. Canciones, poesías, obras de teatro, pinturas, periodismo se unían para generar emociones movilizadoras de los mejores sentimientos. El corazón latía y la cabeza ardía. El estómago ponía el combustible. El gobierno con la asistencia de pececitos poli funcionales y progresistas multiformes pusieron en acción aquel recurso. No para soñar el socialismo. Si para perfeccionar el régimen extractivista-contaminante, de saqueo y explotación. Para la construcción de "su" Poder Político, pero con una consideración humana distinta a la de sus predecesores inmediatos.            

Si tuviéramos que pensar en nuestro proyecto deberíamos unir los tres motores. Entonces ¿Quién llamara a la puerta para abrir un futuro mejor? El estómago no parece ser. El régimen aprendió en 2001 que cuando los "cristianos" necesitan comida la logran por las buenas o por las malas. Y dado que por las malas no las pagan y los alimentos se producen en abundancia, mejor por las buenas. Que es negocio para todos y no pone en riesgo el negocio de algunos. ¿Será la cabeza la que toque timbre? En parte sí. Pero esta enloquecida con la puja entre los dos bandos que se asignan a sí mismos virtudes celestiales y ponen en el "otro" el catálogo completo de los defectos. Clarineteadas y bocinazos que aturden la razón y la obnubilan. ¿Será el corazón? Seguramente sí. Pero el gobierno sabe muy bien que "ojos que no ven corazón que no siente". Y si logra tapar las miserias del régimen con el manejo del Indec, la supremacía mediática y la vocinglería de "alcahuetes y adulones", poco podrá hacer por él mismo. Será necesario convocar a los ojos para que vean. Susurrarle al oído lo que está pasando. Pedirle al cerebro que se lo cuente rápido al corazón. Y convocarlo para que "no se quede ahí". Resignado. Que "bombee burbujas de amor" por el torrente sanguíneo y que oxigene al cerebro para volverlo "rebelde y creativo". Que no se olvide de sus piernas y de sus manos. Que recuerde que no está solo en este mundo.  Que corra y que camine al encuentro de otros corazones, y otros estómagos y otros cerebros y otros ojos y otros oídos y otras piernas y otras manos. Porque están latiendo al unísono tiempos de cambio, tiempos mejores, época de recuerdos ardientes que nos empujan adelante. Estación de renacimiento, donde los muertos de ayer son los corazones de hoy. Donde todo se confunde para dar a luz a esa experiencia esperada, que no viene a nosotros como lo creímos en algún tiempo, sino que debemos ir hacia ella y vivirla en ese andar. No porque se acabe el mundo después y lleguemos al fin de la historia. Sino porque será el tránsito obligado para nuevos sueños, nuevas utopías y esperanzas, que no discurran como en una calesita, dando vueltas sobre el mismo eje, repitiendo una y otra vez el mismo paisaje, sino como en un helicoide ascendente que nos lleve a nuevas etapas de la vida cada vez superiores. Si la sociedad perfecta es inalcanzable y el hombre nuevo no termina de nacer, el único pecado imperdonable es no ir en su búsqueda con toda la fuerza de la voluntad y el entusiasmo de la piel. 

Mario Mazzitelli. 
Secretario General Nacional del Partido Socialista Auténtico (Argentino)


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